De las tesis keynesianas nos queda una teoría económica consistente, laica y científica. De esta los trabajos respecto a la política monetaria son los más valiosos, en especial en materia de políticas monetaria, fiscal, cambiaria y salarial.
Las sociedades modernas cada día ven más ventajoso la renuncia al consumo corriente actual (C), a cambio de mayor ahorro (S) e inversión (I). Lo que significa que las personas cada vez prefieren renunciar a parte de su confort actual por un mejor bienestar en el futuro.
El capitalismo de hecho es un sistema donde las personas están en la capacidad de tener capital y beneficiarse de él.
Así entonces el capitalismo es un sistema donde la especialización y división del trabajo es el sustento de la eficiencia, mientras que el dinero y el capital son claves para la productividad. La expansión de la producción posibilita un comercio creciente. El dinero agiliza los intercambios y adelanta recursos a la producción.
A grandes rasgos en el capitalismo posmoderno el Estado presenta tres grandes funciones, según nos lo indican Samuelson y Nordhaus (las itálicas son citas textuales de los autores. op. cit.; 32 y 33):
1. El fomento de la eficiencia. El Estado aumenta la eficiencia fomentando la competencia, frenando las externalidades, como la contaminación y suministrando bienes públicos.
2. La equidad en el reparto y la estabilización del sistema. El Estado fomenta la equidad utilizando los programas de impuestos y de gasto para redistribuir el ingreso a favor de determinados grupos.
El crecimiento macroeconómico. El Estado fomenta la estabilidad y el crecimiento macroeconómico – reduciendo el desempleo y la inflación y fomentando el crecimiento económico – por medio de la política fiscal y de la regulación monetaria
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